Y en él ha sido fundamental la labor del Organismo Supervisor de la Inversión en Infraestructura de Transporte de Uso Público (OSITRAN). Dicho organismo, creado el año 1998, se encarga, no con un criterio político, sino técnico, de verificar que las inversiones privadas en ese ámbito se efectúen según lo estipulado en los respectivos contratos, tanto en lo que respecta a detalles técnicos como a plazos y montos.
Gracias a esa supervisión, y obviamente también a un ambiente económico propicio y que ofrece estabilidad y reglas de juego claras, el proceso de construcción de infraestructura a partir de la inversión privada nacional y extranjera ha resultado sumamente positivo en nuestro país. Muestra de ello son las grandes obras presentadas en el video adjunto, entre ellas el Metro de Lima (líneas 1 y 2), numerosas carreteras en el interior (incluyendo varios centenares de kilómetros de autopistas), aeropuertos (más de una docena, incluyendo el Jorge Chávez, el de Pisco y ahora también Chinchero) y puertos (Callao, Paita, Matarani, Yurimaguas, y ahora también Pisco y Chancay).
OSITRAN ha estado presente en todo ese virtuoso proceso de creación de infraestructura que constituye la base del crecimiento y el desarrollo, y que ha implicado inversiones por muchos miles de millones de dólares.
Eso demuestra que no es necesario ni deseable que el Estado sea, como lo fue hasta fines de la década de 1980, el gran protagonista, lo que derivó en enormes desequilibrios fiscales y la virtual paralización de la inversión cuando se le agotaron los recursos. Es mucho mejor que el sector privado se encargue de todo eso, y que el Estado se limite, a través de organismos técnicos como el mencionado, a verificar que todo se lleve a cabo de acuerdo a lo estipulado en los contratos. De esa manera, la inversión fluye en abundancia y el país ve crecer enormemente su infraestructura y su capacidad de generación de nueva riqueza, sin afectar en lo absoluto sus finanzas públicas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario