El Domingo se Define el Rumbo

No podemos estar más de acuerdo con esta publicidad. Es que, de producirse este resultado electoral el domingo, de inmediato se despejará la actual incertidumbre y la economía volverá a repuntar. 

En realidad ya estaba repuntando notablemente (como lo demuestra el gran crecimiento de 18.21% del PBI en marzo, y como lo demostrará aún más el de abril), pero se ha frenado en las últimas semanas debido al totalmente comprensible temor a un insensato cambio de rumbo.

Y si se confirma lo mencionado al inicio, de inmediato caerá el dólar (es decir, se volverá a fortalecer el sol) y con ello los precios del pan y del pollo volverán a su nivel normal (pues se abaratarán el trigo y el maíz importado). Además, subirá la bolsa de valores y con ello mejorará la rentabilidad de los fondos privados de pensiones, beneficiando a millones de personas. Asimismo, el riesgo país dejará de caer y se fortalecerá la calificación crediticia, permitiendo que el Perú (uno de los países latinoamericanos con mejor record financiero internacional y menor carga de deuda) siga accediendo al crédito con las tasas más bajas y a los mayores plazos.

La inversión extranjera directa, que en el primer trimestre de este año volvió a registrar un monto muy elevado (el mayor en los últimos 23 trimestres), pero que actualmente se está retrayendo debido a la incertidumbre, volverá a repuntar, permitiendo la aceleración de los multimillonarios proyectos que nuestro país está ejecutando (líneas de metro, centrales eléctricas, líneas de transmisión, puertos, aeropuertos, nuevas minas, conjuntos residenciales, redes de telecomunicaciones, carreteras, etc). 

Y por supuesto, se producirán miles de casos como los expuestos en el vídeo, pues innumerables empresas volverán a contratar trabajadores (o a renovar su puesto a los actuales), ya con la seguridad de un panorama económico seguro y alentador, de crecimiento y mejora de ingresos. Todo ello en un contexto de fortísima recuperación del mercado, de un panorama externo muy propicio (con gran subida de precios y crecimiento de nuestras exportaciones) y de un proceso de vacunación que está avanzando cada vez mejor, permitiendo la paulatina normalización de las actividades económicas y de la vida cotidiana.

Ciertamente, ese alentador panorama no se deberá a Keiko Fujimori, sino a la seguridad de que continuará un modelo que, como ya se ha demostrado a lo largo de los últimos treinta años, genera inversión, crecimiento y desarrollo, a través de la reducción de la pobreza y la mejora de otros múltiples indicadores socioeconómicos. Un modelo que el Perú de ninguna manera debería dejar de lado ni destruir, sino perfeccionar, en los aspectos en los que sin duda aún requiere tal cosa.