La explicación de ese meteórico ascenso está en lo que viene ocurriendo en el mundo, primero con las tensiones entre occidente y Rusia debido a la amenaza de invasión a Ucrania por parte de esta última, y luego con la brutal concreción de la amenaza, que al haber derivado en justificadas sanciones, embargos, cierre de gasoductos y otras acciones ha alterado por completo el mercado. El resultado de todo ello ha sido una enorme alza de precios y una precipitada búsqueda de nuevos proveedores por parte de los países europeos.
Como lo demuestran las cifras del artículo publicado hace pocos días por Reuters, y también las de Perupetro, el Perú (gracias a ser un productor nada desdeñable y poseer una espléndida planta de licuefacción para la exportación) está aprovechando bien esa situación, habiéndose posicionado como proveedor del viejo mundo. Según la referida entidad estatal, mientras en enero, febrero y marzo solo 5 de los 16 embarques efectuados desde Pampa Melchorita se dirigieron a Europa, en abril y mayo lo han hecho todos (once), que por ahora han dejado de enrumbar hacia sus anteriores destinos de China, Japón, Corea del Sur y Taiwán.
Esas "sanciones" a Rusia no son justificadas, y si lo fueran también debieron aplicarse a EEUU y los países de la OTAN por sus brutales invasiones cometidas. El Perú debería ser más inteligente, en lugar de estar exportando materias primas debería utilizar ese gas para elaborar fertilizantes y no estar dependiendo de las importaciones. Está bien el libre comercio pero no la dependencia del exterior.
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