Y se siguen presentando oportunidades, a través de nuevos proyectos. Así lo señala un reciente estudio del Centro para la Competitividad y el Desarrollo y el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú.
Según este, Apurímac, Cusco y Puno podrían recibir hasta el año 2031, por canon y regalías, S/ 3,363 millones si desarrollaran las nuevas minas que se hallan en cartera allí.
Apurímac sería la región más beneficiada, con unos S/ 2,285 millones. Lo sería gracias a los siete proyectos contemplados, de los cuales los tres más grandes implicarían inversiones por US$ 7,360 millones: Hierro Apurímac (2,900), Los Chancas (2,600) y Haquira (1,860).
Cusco recibiría S/ 950 millones, gracias a tres proyectos que requerirían inversiones por US$ 2,226 millones: Quechua (1,290), Integración Coroccohuayco (590) y Achha y Yanque (346).
Puno, por su parte, recibiría más de S/ 125 millones, gracias a los US$ 1,166 millones que serían invertidos allí, con Falchani (587) y Corani (579). Cabe señalar que Falchani es el proyecto con el cual el Perú incursionaría, por fin, en el auspicioso negocio del litio.
La minería, no solo la aurífera, sino también la de todos los demás metales, es una verdadera gallina de los huevos de oro con que cuenta el Perú para obtener inmensos recursos que luego pueden ser invertidos en educación, salud, infraestructura social y económica, desarrollo tecnológico y muchas cosas más. No hay que matar esa prodigiosa ave con propuestas de estatización y otras igual de absurdas. Hay que dejar que siga viviendo y siendo tan provechosa como hasta hoy, eso sí asegurándonos de que quienes ejecuten el gasto final lo hagan en los rubros prioritarios, y no en otros inútiles o teñidos de corrupción.
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