Existen diversas herramientas para medirlo, siendo una de las más empleadas el EMBIG (Emerging Market Bond Index Global o Índice Global de Bonos de Mercados Emergentes) o EMBI+. Este toma en cuenta la diferencia de rendimiento entre los bonos en dólares emitidos por el país en evaluación y los del Tesoro de Estados Unidos (considerados los más seguros del mundo). A más diferencia, mayor nivel de riesgo.
Al cierre de mayo el nivel promedio de riesgo latinoamericano fue de 416 puntos básicos (pbs, 4.16 puntos porcentuales), levemente menor que el de fines de abril (419 pbs) y significativamente mayor que el de fines del año pasado (381 pbs). A nivel de países, en ambos casos hubo situaciones variadas, con mejoras y empeoramientos.
Uruguay se mantiene como el país más destacado con 137 pbs. Le siguen Chile con 166, el Perú con 194 y Panamá con 213. La firmeza de nuestro país en tan destacado lugar ocurre pese al incesante ruido político generado por un gobierno lamentable, pródigo en incertidumbre.
Las tres mayores economías: Brasil, México y Argentina, registran niveles de 291, 382 y 1,918 pbs, respectivamente. El país más riesgoso es Venezuela, con un astronómico nivel de 30,795 pbs.
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