Uno prevé construir un terminal de hidrocarburos líquidos y el otro ampliar el sistema de embarque y descarga de graneles sólidos.
El primer proyecto contempla tres zonas: recepción, almacenamiento y despacho. Allí, empleando una tubería adosada al muelle, los buques bombearían el hidrocarburo (diesel, gasolina, etc), que mediante ductos enterrados llegaría hasta unos tanques de almacenamiento, desde los cuales sería enviado a la zona de despacho, para que sea recogido por los camiones cisterna encargados de su distribución.
El segundo proyecto se ejecutaría en el extremo sur de la concesión, la zona más alejada de la ciudad de Salaverry y situada a más de 700 metros de distancia de los actuales almacenes cerrados de azúcar, soya, fertilizantes y otros productos y a un kilómetro de los silos de concreto de maíz y trigo. Este prevé almacenar en rumas, en grandes canchas, graneles sólidos, entre ellos minerales en roca como baritina y bauxita, y también carbón antracita, que ocuparía las tres canchas más alejadas.
Uno de los principales objetivos de este último proyecto es captar directamente de las minas de la zona (las más grandes del país) el carbón y concentrar en el mencionado espacio del puerto todo el proceso ligado a él: cribado, arrumaje, manipuleo y despacho. De esta manera se le sacaría de su contaminante e informal circuito actual y se le trataría de una manera mucho más técnica y controlada, con altos estándares medioambientales y en un lugar idóneo.
El vídeo adjunto, correspondiente a la última audiencia pública acerca de ambos, informa cómo sería su ejecución, e incluye la participación y comentarios de la población acerca de ellos. Como es natural, la mayor preocupación de esta radica en la contaminación que podría generarse, y acerca de la cual la empresa asegura estar tomando todas las precauciones pertinentes.
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