Un Ilustrativo Noticiero de los Años 80

Los años 80 fueron críticos para la población peruana, abrumada por muy graves problemas que hoy, felizmente, ya sólo son historia.

Eso se comprueba observando este noticiero de 1984. En él, además de los jóvenes rostros de varios conocidos personajes de nuestra televisión, se observa cómo era la realidad que vivían cotidianamente los peruanos.

Para empezar, se aprecia que se vivía una de las numerosas huelgas magisteriales, en una época en que el Sutep, dominado por radicales de izquierda, no daba tregua al gobierno de Belaúnde Terry, que, al no haber desmontado prácticamente nada de la nefasta estructura productiva estatista heredada de fines de los 60 y de la década de 1970, se hallaba sumido en una gran crisis económica.


Esto último se plasmaba en los precios, con los productos más simples costando varios miles de soles. Es que la inflación, gatillada por los enormes desórdenes fiscales provocados por la política de desenfrenado gasto público perpetrada por la dictadura militar y mantenida por Belaúnde, ya se había desbocado, y superaba el 100% anual. Eso reducía enormemente los sueldos y salarios, impresionantes en cifras, pero cada vez menos capaces de adquirir productos.

No sólo se hallaba en huelga el gremio docente: también lo estaban otros numerosos sindicatos públicos, entre ellos los de aduanas y recaudación tributaria (aún no había nacido la SUNAT). No era para menos: la inflación no daba tregua y tenía a todos los trabajadores embarcados en constantes reclamos, a cual más furibundo. 

En las calles, proliferaba el comercio ambulatorio, que tenía a la ciudad convertida en un caos. En cuanto al terrorismo, que se había iniciado el año 1980, ya estaba perpetrando graves atentados, uno de cuyas víctimas fue Domingo García Rada, a quien en el video se le observa declarando como presidente del Jurado Nacional de Elecciones, un año antes del hecho que casi le costó la vida.

En los carteles de los huelguistas se apreciaba mensajes en contra de las políticas del FMI, cuando el verdadero culpable de la crítica situación del país no eran las recomendaciones de esta entidad sino más bien aquellas que, desoyéndolas, incurrían en gastos públicos desmedidos.

Era una historia de nunca acabar, año tras año. Para colmo de males, en el siguiente quinquenio llegó al poder Alan García y, con una demagogia y populismo desbordado, multiplicó por diez el nivel de la crisis, llevándola a nivel de catástrofe.

Felizmente, desde los años 90 nuestro país dio un giro de 180 grados y enrumbó por un camino muy sensato en lo económico, que lo alejó de esa pesadilla y se mantiene hasta hoy, permitiéndole progresar lenta pero sostenidamente.