Además, no había a la vista mayor probabilidad de que el resultado electoral pudiera cambiar el modelo económico que lleva el país desde hace treinta años, y que hasta antes de la pandemia le había permitido un gran avance en todos sus indicadores económicos y sociales. Y el proceso de vacunación se había iniciado y, aunque lento, avanzaba.
Lamentablemente, si bien las condiciones externas continúan siendo muy favorables, el resultado de la primera vuelta electoral, con el paso a la segunda de un candidato de la izquierda radical, ha abierto la posibilidad de que ocurra lo mencionado al inicio del párrafo anterior.
La fuerte subida del tipo de cambio desde fines de abril ha sido una señal del nerviosismo que se ha instalado desde entonces. Y eso también se ha dejado sentir en las expectativas, las cuales, afectadas por la incertidumbre y el temor que dicho factor genera, han desmejorado en todos sus rubros y plazos. Tanto en lo que respecta al probable devenir de la economía, el sector y la empresa, como al de la demanda de los productos, la contratación de personal y la inversión.Ojalá el panorama se disipe el próximo mes con un resultado que asegure la continuidad de un modelo que nuevamente está haciendo crecer de manera considerable la economía, pero que requiere el indispensable respaldo de las urnas. Si eso ocurre, sin duda las expectativas se dispararán, preanunciando un excelente cierre de año.
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