Existen diversas herramientas para medirlo, siendo una de las más empleadas el EMBIG (Emerging Market Bond Index Global o Índice Global de Bonos de Mercados Emergentes) o EMBI+. Este toma en cuenta la diferencia de rendimiento entre los bonos en dólares emitidos por el país en evaluación y los del Tesoro de Estados Unidos (considerados los más seguros del mundo). A más diferencia, mayor nivel de riesgo.
Al cierre de junio el nivel promedio de riesgo latinoamericano fue de 506 puntos básicos (pbs, 5.06 puntos porcentuales), considerablemente mayor que el de fines de mayo (416 pbs) y mucho mayor que el de fines del año pasado (381 pbs). Todos los países vieron deteriorar su dato.
Uruguay se mantiene como el país más destacado con 162 pbs. Le siguen Chile con 196, el Perú con 235 y Panamá con 246. La firmeza de nuestro país en tan destacado lugar ocurre ocurre gracias a los fundamentos de su modelo, que felizmente no ha logrado ser desmontado por un gobierno impresentable en múltiples aspectos.
Las tres mayores economías: Brasil, México y Argentina, registran niveles de 357, 473 y 2,428 pbs, respectivamente. El país más riesgoso es Venezuela, con un astronómico nivel de 36,398 pbs.
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