Los últimos hechos, con la escandalosa destitución del ministro del Interior, casi alcanzan el nivel de la flagrancia, al dejar clarísima su delincuencial conducta, y por ende hacen ver que se debe insistir, lo más rápido posible, con la vacancia, el metodo más contundente para echar del poder a los moralmente incapacitados.
Con su reacción ante un ministro que "se atrevió" a ser honesto y correcto designando un equipo policial eficiente e incorruptible para combatir el delito (de la mano de una fiscalía que desde hace poco tiempo también ha quedado en manos decentes), Castillo dejó más que claro lo que la gran mayoría de peruanos pensamos desde hace mucho tiempo. La mayor prioridad del país en este momento debe ser reunir los 87 votos que hagan posible esa acción de profilaxis política.
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