Por ejemplo, el PBI ya no caería 12.7% este año, sino solo 11.5%, en tanto que en el próximo ya no crecería 11.0%, sino 11.5%. Esto ocurriría gracias a variaciones en la misma favorable dirección de la mayoría de sus componentes (el consumo, la inversión, las exportaciones y las importaciones). El contexto global ayudaría, pues se pasaría de un decrecimiento de 4.9% a un crecimiento de 5.4%.
La inflación sería algo mayor que la prevista antes, pero se ubicaría en el casi ideal nivel de 2.0% en este año y 1.5% en el próximo. El sol se depreciaría 5.9% este año, pero se apreciaría 2.0% el próximo.
Los términos de intercambio nos darían una de las más gratas noticias, pues se incrementarían 5.7% este año y 5.3% el próximo, en el primer caso especialmente por la baja de los precios de importación y en el segundo por la fuerte alza de los de exportación.
La inversión, mejorando sobre lo previsto, llegaría a 20.5% del PBI este año y a 21.3% en el próximo. La balanza comercial se haría bastante más positiva, llegando al 5.8% del PBI en el 2021.
La evolución de los ingresos y gastos del gobierno permitirían reducir el déficit económico del 8.6% del PBI previsto para este año a 4.4% (ambos datos menores a los estimados hace tres meses), siguiendo una tendencia realmente alentadora. Ello viabilizaría disminuir levemente, de 35.1% a 34.4%, el saldo de la deuda pública total.
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