Como se aprecia, el PBI creció poco, acorde con una inversión privada que retrocedió, inquieta por la permanente incertidumbre generada por el nefasto gobierno, tanto con sus absurdas propuestas como con sus amenazas. Por eso la inversión minera, pilar de la economía, cayó 5.5%.
Felizmente, el MEF y el BCR impidieron que este se desbandara en el gasto y en el manejo monetario, y por eso el déficit y la deuda se mantuvieron en niveles muy moderados, la inflación no se disparó a los dos dígitos y el tipo de cambio retrocedió.
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