Costa Rica sigue siendo el más destacado, con una de 0.03%. Le siguen Panamá, Ecuador, Perú y El Salvador, todos con una menor al 3%.
En el extremo opuesto de la tabla, los más agobiados son Venezuela y Argentina. El primero lo está con una tasa que, no obstante su sostenida baja (por la dolarización de una gran parte de las transacciones), sigue siendo muy grande, y por ende muy destructiva del salario real.
El segundo, por su parte, lo está con una tasa anual de 263.45%, que pese a su enormidad implica una sostenida reducción frente a la registrada el mes anterior (271.53%), en una secuencia que sin duda continuará, de la mano de las radicales pero indispensables medidas que está poniendo en práctica su gobierno liberal. El proceso no está exento de problemas, pero la tasa mensual de julio (4.03%), claramente menor que la de junio (4.58%), corrobora que se está en el camino correcto.
Esa favorable evolución está siendo aprovechada por el BCR, que tras tres meses de no hacerlo ha vuelto a reducir su tasa de referencia, para apuntalar una actividad productiva que aún no se recupera plenamente.
El país más grande de la región, Brasil, tiene a la fecha una tasa anual de 4.50%, México una de 5.57% (significativamente mayor que la del mes anterior y con una mensual en julio muy preocupante) y Chile una de 4.60%. Colombia, que hace varios meses dejó atrás los dos dígitos, ha continuado avanzando en julio en su proceso de reducción.
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