Así comprueba en este gráfico recientemente publicado por el BCR.
Eso significa que el Perú va dejando atrás, de manera sostenida, la delicada situación en que incurrió el año pasado por efecto de la pandemia, que lo obligó a aplicar un enorme plan de salvataje mientras veía desplomarse la recaudación debido a la semiparalización de actividades. Todo ello provocó un enorme déficit, de casi 9% del PBI.
Felizmente (ver gráfico), la situación mejoró muchísimo desde marzo, gracias a la reducción del gasto y la mejora de los ingresos. En ese trance, se ha llegado a agosto con un déficit acumulado de 5%, ya 44% más bajo que el de aquel crítico momento y menor al de un año atrás.
El dato refleja la recuperación del dinamismo de la economía, las empresas y las personas, y también el buen entorno internacional (como lo demuestran las exportaciones al alza). El estado ya no necesita aplicar planes de salvataje tan masivos, pues los agentes económicos se están valiendo por sí mismos, y a la vez está percibiendo muchos más ingresos, debido al mencionado dinamismo.
Pero es indispensable mantener el modelo actual, el gran artífice de esa rápida recuperación, la más notable de América Latina. Si eso ocurre, la mejora continuará, y todos los actores económicos (las personas, las empresas y el propio Estado) podrán igualar y superar en un plazo bastante corto la situación que tenían antes que llegara el virus.
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