Quedarán autorizados los vuelos internacionales con una duración de ocho horas (a la fecha solo se permite hasta de cuatro). Los pasajeros que arriben al país deberán tener resultado negativo de la prueba molecular contra el COVID-19.
Habrá una reapertura gradual y progresiva de las fronteras terrestres. El gobierno central coordinará estrechamente con los gobiernos regionales fronterizos para establecer los protocolos más adecuados.
En el departamento de Lima y el Callao se podrá usar las playas, pero solo de lunes a jueves. Los fines de semana solo se permitirá usar sus espacios colindantes (malecones y otros) para actividades deportivas, y evitando las aglomeraciones. En las provincias y regiones con zonas ribereñas regirán disposiciones equivalentes.
Quedará autorizada la reapertura de templos y establecimientos religiosos, pero con un aforo que no supere el tercio de su capacidad, y con los protocolos correspondientes.
Desde el 25 de octubre quedará sin efecto la inamovilidad total de los domingos que regía en varias zonas del centro y sur del país. Pero ese día de la semana seguirá prohibido usar vehículos particulares.
En cuanto al toque de queda, continuará vigente en todo el país, en el horario que ya se ha hecho habitual: desde las 23:00 hasta las 04:00 horas del día siguiente, todos los días de la semana. Lo mismo ocurrirá con la restricción de las reuniones sociales, incluyendo las que se realizan en los domicilios y las visitas familiares.
Sin duda, las referidas medidas le harán mucho bien al país, tanto en lo económico como en lo emocional. La de reabrir las fronteras con Ecuador y Chile, por ejemplo, tendrá un efecto muy positivo en Tumbes y Tacna, regiones caracterizadas por un millonario intercambio económico con los mencionados países, el mismo que se plasma en un gran dinamismo de sus sectores comercio, turismo y servicios.
Foto: Andina
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