En el tercer trimestre hubo un nada desdeñable flujo de US$ 1,155 millones en el rubro de reinversión de utilidades (aquellas que en lugar de ser repatriadas se destinan a seguir ampliando la capacidad instalada y atender otros requerimientos). Lamentablemente, este fue contrarrestado por un flujo negativo de US$ 776 millones en el de préstamos netos con la matriz (diferencia entre los montos de préstamos recibidos de esta y los devueltos). El otro rubro, de aportes y otras operaciones de capital (dinero fresco que entra a los proyectos o empresas), registró un egreso US$ 18 millones.
El modesto monto se explica porque en el tercer trimestre los negocios que suelen captar IED recién iniciaron una tímida reapertura, en el marco de una incertidumbre interna y externa que aún está lejos de disiparse, y que lleva a los inversionistas a mantener una actitud sumamente cautelosa. Como ya mencionamos, hubo una cierta mejora frente al segundo trimestre, y se espera que tal tendencia se intensifique mucho más en el cuarto, de la mano de proyectos como la Línea 2 del Metro de Lima y Callao, el aeropuerto Jorge Chávez, los puertos de Salaverry y Chancay y otros en los negocios minero, inmobiliario, etc, que se hallan en plena ejecución.
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