El índice o coeficiente de Gini es un indicador que permite evaluar la distribución del ingreso al interior de una determinada población.
Su rango va desde 0 hasta 1. Si es de 0, significa que existe una perfecta distribución, pues todas las personas perciben exactamente el mismo ingreso. En cambio, si es de 1, refleja una distribución totalmente inequitativa, pues una sola persona acapara todo el ingreso, mientras todas las demás padecen la más absoluta carencia.
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martes, 16 de mayo de 2017
viernes, 28 de agosto de 2015
El Perú en el Ranking Latinoamericano: Índice de Gini 2013
En su Anuario Estadístico 2014, publicado a fines de ese año, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) dio a conocer, entre muchos otros importantes datos, los del Índice de Gini de los países de nuestra región, los mismos que ahora presentamos.
Dicho índice mide la concentración del ingreso. Cuanto más tiende a 0 (cero), menos concentrado se halla éste, es decir, mejor o más igualitaria es su distribución, en tanto que cuanto más tiende a 1, existe más concentración, y, por ende, peor o más desigual es la distribución. Este último caso significa que el sector más pobre de la sociedad recibe un porcentaje del ingreso nacional mucho menor que el del sector más rico, situación alejada del más elemental principio de equidad, y que, por lo tanto, puede generar conflictos sociales y políticos. Si bien es utópico aspirar a un índice de cero (pues las diferentes capacidades, habilidades y deseos de superación de las personas ineludiblemente conducen a diferencias en los ingresos), es importante buscar acercarse todo lo posible a él, mejorando las oportunidades de ascenso social de todos.
Dicho índice mide la concentración del ingreso. Cuanto más tiende a 0 (cero), menos concentrado se halla éste, es decir, mejor o más igualitaria es su distribución, en tanto que cuanto más tiende a 1, existe más concentración, y, por ende, peor o más desigual es la distribución. Este último caso significa que el sector más pobre de la sociedad recibe un porcentaje del ingreso nacional mucho menor que el del sector más rico, situación alejada del más elemental principio de equidad, y que, por lo tanto, puede generar conflictos sociales y políticos. Si bien es utópico aspirar a un índice de cero (pues las diferentes capacidades, habilidades y deseos de superación de las personas ineludiblemente conducen a diferencias en los ingresos), es importante buscar acercarse todo lo posible a él, mejorando las oportunidades de ascenso social de todos.
viernes, 26 de julio de 2013
América Latina: Imágenes de Tres Décadas de Gini
Siguiendo con el empleo de la valiosa información publicada hace pocos días por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en su Estudio Económico 2013, hoy tenemos unos interesantes gráficos que reflejan la evolución de los países de la región en materia de distribución del ingreso.
Estos toman en cuenta el desempeño de sus respectivos índices Gini entre los años 1980 y 2011. Como se sabe, el referido indicador oscila entre 0 y 1. Cuanto más cerca está de cero, más igualitaria es la distribución del ingreso nacional entre la población del país, en tanto que cuanto más se acerca a uno, es más desigual.
Los países con mejor distribución del ingreso ostentan los Gini más bajos (Noruega, por ejemplo, registra uno de apenas 0.26). En cambio, como constatamos en estos gráficos, varios países latinoamericanos tienen índices que figuran entre los más altos, situación que no habla bien de su distribución del ingreso.
Se puede ver que países como Uruguay y Venezuela han mantenido los menores índices durante el período en estudio, mostrando la mejor distribución del ingreso de la región. En ese largo período, sus Gini han fluctuado entre 0.45 y 0.50, y en el último quinquenio inclusive ya bordean un destacado nivel de 0.40.
Contrariamente, Brasil resalta como el país con el índice menos honroso, pues éste ha bordeado el nivel de 0.60 durante la mayor parte del tiempo. Sin embargo, en lo que va de este siglo ha mostrado, en virtud de una agresiva política gubernamental de gasto público y redistribución, una notoria tendencia a la baja.
Chile y Colombia son otros dos países que mantienen un índice sostenidamente elevado. El primero (que lo vio desbordarse hasta 0.60 en la dácada del 80) lo mantiene en un elevado rango que fluctúa entre 0.50 y 0.55. El segundo, por su parte, lo ha visto crecer en la última década, con lo cual su nivel promedio, que anteriormente se ubicaba en 0.50, hoy lo hace en 0.55.
Argentina, que hasta inicios de la década de los 80 se erigía como uno de los países con mejor distribución del ingreso, vio ascender preocupantemente su Gini desde entonces, pero a partir del 2003 logró revertir dicha evolución, y hoy éste ya bordea un guarismo de 0.45. México, por su parte, vio crecer su indicador por encima de 0.55 en la década del 90, pero en los últimos años lo viene reduciendo sostenidamente.
Y hay casos de claro deterioro. Costa Rica, que había mantenido un interesante Gini de aproximadamente 0.45, en los últimos años ha exhibido, lamentablemente, una desfavorable evolución del mismo, que ahora supera el nivel de 0.50. Paraguay constituye el caso más preocupante, pues su indicador, que en la década de los años 90 se situaba en un promedio de 0.45, en los últimos años se ha instalado pertinazmente en un nivel muy próximo a 0.55.
El Perú, por su parte, exhibe un Gini con una evolución claramente favorable en los últimos años. Éste, tras haber alcanzado un nivel máximo de 0.60 a fines del siglo pasado (como resultado del proceso de reestructuración de la economía tras su debacle de las décadas anteriores), en lo que va de este siglo registra una marcada caída y se acerca a una cifra de 0.45, de la mano de un modelo de desarrollo que, además de haber propiciado una elevada tasa de crecimiento (y por ende de mejora del empleo y los salarios), le ha brindado al Estado abundancia de recursos, con los cuales puede construir infraestructura, hacer gasto social, y con ello, redistribuir ingresos.
Estos toman en cuenta el desempeño de sus respectivos índices Gini entre los años 1980 y 2011. Como se sabe, el referido indicador oscila entre 0 y 1. Cuanto más cerca está de cero, más igualitaria es la distribución del ingreso nacional entre la población del país, en tanto que cuanto más se acerca a uno, es más desigual.
Los países con mejor distribución del ingreso ostentan los Gini más bajos (Noruega, por ejemplo, registra uno de apenas 0.26). En cambio, como constatamos en estos gráficos, varios países latinoamericanos tienen índices que figuran entre los más altos, situación que no habla bien de su distribución del ingreso.
Se puede ver que países como Uruguay y Venezuela han mantenido los menores índices durante el período en estudio, mostrando la mejor distribución del ingreso de la región. En ese largo período, sus Gini han fluctuado entre 0.45 y 0.50, y en el último quinquenio inclusive ya bordean un destacado nivel de 0.40.
Contrariamente, Brasil resalta como el país con el índice menos honroso, pues éste ha bordeado el nivel de 0.60 durante la mayor parte del tiempo. Sin embargo, en lo que va de este siglo ha mostrado, en virtud de una agresiva política gubernamental de gasto público y redistribución, una notoria tendencia a la baja.
Chile y Colombia son otros dos países que mantienen un índice sostenidamente elevado. El primero (que lo vio desbordarse hasta 0.60 en la dácada del 80) lo mantiene en un elevado rango que fluctúa entre 0.50 y 0.55. El segundo, por su parte, lo ha visto crecer en la última década, con lo cual su nivel promedio, que anteriormente se ubicaba en 0.50, hoy lo hace en 0.55.
Argentina, que hasta inicios de la década de los 80 se erigía como uno de los países con mejor distribución del ingreso, vio ascender preocupantemente su Gini desde entonces, pero a partir del 2003 logró revertir dicha evolución, y hoy éste ya bordea un guarismo de 0.45. México, por su parte, vio crecer su indicador por encima de 0.55 en la década del 90, pero en los últimos años lo viene reduciendo sostenidamente.
Y hay casos de claro deterioro. Costa Rica, que había mantenido un interesante Gini de aproximadamente 0.45, en los últimos años ha exhibido, lamentablemente, una desfavorable evolución del mismo, que ahora supera el nivel de 0.50. Paraguay constituye el caso más preocupante, pues su indicador, que en la década de los años 90 se situaba en un promedio de 0.45, en los últimos años se ha instalado pertinazmente en un nivel muy próximo a 0.55.
El Perú, por su parte, exhibe un Gini con una evolución claramente favorable en los últimos años. Éste, tras haber alcanzado un nivel máximo de 0.60 a fines del siglo pasado (como resultado del proceso de reestructuración de la economía tras su debacle de las décadas anteriores), en lo que va de este siglo registra una marcada caída y se acerca a una cifra de 0.45, de la mano de un modelo de desarrollo que, además de haber propiciado una elevada tasa de crecimiento (y por ende de mejora del empleo y los salarios), le ha brindado al Estado abundancia de recursos, con los cuales puede construir infraestructura, hacer gasto social, y con ello, redistribuir ingresos.
domingo, 8 de enero de 2012
El Perú en el Ranking Latinoamericano: Índice de Gini 2010
En su más reciente documento, Anuario Estadístico 2011, publicado hace apenas cuatro días, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) acaba de dar a conocer, entre muchos otros importantes datos, los del Índice de Gini de los países de nuestra región, los mismos que ahora presentamos.
Dicho índice mide la concentración del ingreso. Cuanto más tiende a 0 (cero), menos concentrado se halla este, es decir, mejor o más igualitaria es su distribución, en tanto que cuanto más tiende a 1, existe más concentración, y, por ende, peor o más desigual es la distribución. Este último caso significa que el sector más pobre de la sociedad recibe un porcentaje del ingreso nacional mucho menor que el que recibe el sector más rico, situación alejada del más elemental principio de equidad, y que, por lo tanto, puede generar conflictos sociales y políticos. Si bien es utópico aspirar a un índice de cero (pues las diferentes capacidades, habilidades y deseos de superación de las personas ineludiblemente conducen a diferencias en los ingresos), es importante aspirar a acercarse todo lo posible a él.
Se debe recordar, de otro lado, que América Latina es la región con la peor distribución del ingreso del mundo. La buena noticia es que tal situación viene siendo atenuada con una mejoría, lenta pero sostenida, del indicador.
Concentrándonos en los datos, podemos ver que Venezuela se mantiene como el país con la mejor distribución del ingreso, al poseer el índice más bajo. Cabe enfatizar que esa privilegiada situación no es reciente, sino de larga data. Le sigue el pequeño Uruguay, no solo caracterizado por un buen nivel de vida, sino además, como podemos ver, por una distribución bastante aceptable.
A continuación se ubican El Salvador y el Perú. Nuestro país mantiene la expectante cuarta posición alcanzada hace ya varios años, con un índice que mejora consistentemente. El crecimiento descentralizado que se comienza a ver (de la mano de la inversión privada en diversos sectores), el gasto público en infraestructura económica y social de las zonas del interior, y la mejorada focalización de los programas de asistencia social, comienzan a rendir frutos. Esa evolución podría hacerse aún más positiva si se intensifican las políticas inclusivas y de redistribución que (con la promesa de no afectar el exitoso modelo económico vigente) se ha planteado el actual gobierno.
Dos grandes de la región, como México y Argentina, figuran por detrás de nuestro país. También la pequeña Costa Rica (cuyo índice, lamentablemente, no ha mejorado mucho en las últimas décadas) y, bastante más atrás, nuestro vecino del sur, Chile.
El gigante sudamericano, Brasil, tiene en el Gini uno de sus indicadores más deficitarios, pues el alto nivel de este refleja niveles de concentración y de desigualdad bastante notables, inclusive para el ya preocupante estándar latinoamericano. Le sigue nuestro vecino norteño, Colombia, que afronta una situación casi idéntica, y cierra la tabla la centroamericana Guatemala, con un índice que revela un importante grado de inequidad.
Dicho índice mide la concentración del ingreso. Cuanto más tiende a 0 (cero), menos concentrado se halla este, es decir, mejor o más igualitaria es su distribución, en tanto que cuanto más tiende a 1, existe más concentración, y, por ende, peor o más desigual es la distribución. Este último caso significa que el sector más pobre de la sociedad recibe un porcentaje del ingreso nacional mucho menor que el que recibe el sector más rico, situación alejada del más elemental principio de equidad, y que, por lo tanto, puede generar conflictos sociales y políticos. Si bien es utópico aspirar a un índice de cero (pues las diferentes capacidades, habilidades y deseos de superación de las personas ineludiblemente conducen a diferencias en los ingresos), es importante aspirar a acercarse todo lo posible a él.
Se debe recordar, de otro lado, que América Latina es la región con la peor distribución del ingreso del mundo. La buena noticia es que tal situación viene siendo atenuada con una mejoría, lenta pero sostenida, del indicador.
Concentrándonos en los datos, podemos ver que Venezuela se mantiene como el país con la mejor distribución del ingreso, al poseer el índice más bajo. Cabe enfatizar que esa privilegiada situación no es reciente, sino de larga data. Le sigue el pequeño Uruguay, no solo caracterizado por un buen nivel de vida, sino además, como podemos ver, por una distribución bastante aceptable.
A continuación se ubican El Salvador y el Perú. Nuestro país mantiene la expectante cuarta posición alcanzada hace ya varios años, con un índice que mejora consistentemente. El crecimiento descentralizado que se comienza a ver (de la mano de la inversión privada en diversos sectores), el gasto público en infraestructura económica y social de las zonas del interior, y la mejorada focalización de los programas de asistencia social, comienzan a rendir frutos. Esa evolución podría hacerse aún más positiva si se intensifican las políticas inclusivas y de redistribución que (con la promesa de no afectar el exitoso modelo económico vigente) se ha planteado el actual gobierno.
Dos grandes de la región, como México y Argentina, figuran por detrás de nuestro país. También la pequeña Costa Rica (cuyo índice, lamentablemente, no ha mejorado mucho en las últimas décadas) y, bastante más atrás, nuestro vecino del sur, Chile.
El gigante sudamericano, Brasil, tiene en el Gini uno de sus indicadores más deficitarios, pues el alto nivel de este refleja niveles de concentración y de desigualdad bastante notables, inclusive para el ya preocupante estándar latinoamericano. Le sigue nuestro vecino norteño, Colombia, que afronta una situación casi idéntica, y cierra la tabla la centroamericana Guatemala, con un índice que revela un importante grado de inequidad.
domingo, 7 de febrero de 2010
El Perú en el Ranking Latinoamericano: Índice de Gini 2008
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) acaba de publicar su Anuario Estadístico 2009. De allí extraemos, para consignarlos en nuestro ranking semanal, los datos referidos al índice de Gini.
Como se sabe, cuanto más tiende a 0 (cero) este indicador, mejor o más igualitaria es la distribución del ingreso, en tanto que cuanto más tiende a 1, peor o más desigual es esta. En este último caso, el sector más pobre de la sociedad recibe un porcentaje del ingreso nacional mucho menor que el que recibe el sector más rico, situación alejada del más elemental principio de equidad, y que, por lo tanto, puede generar conflictos sociales y políticos. Si bien es utópico aspirar a un índice de cero (pues las diferentes capacidades, habilidades y deseos de superación de las personas ineludiblemente conducen a diferencias en los ingresos), es importante aspirar a acercarse todo lo posible a él.
Se debe recordar, de otro lado, que América Latina es la región con la peor distribución del ingreso del mundo.
Ahora, vayamos a los datos. Según la CEPAL, Venezuela se mantiene, con bastante holgura, como el país con la mejor distribución del ingreso, al poseer el índice más bajo. Cabe enfatizar que esa privilegiada situación del país caribeño no es reciente, sino de larga data.
Le sigue Uruguay, y, un poco más atrás, Costa Rica, que, si bien desde hace mucho se caracteriza por poseer uno de los mejores Gini del subcontinente, no ha logrado avances en las últimas décadas.
El Perú avanzó del sexto al cuarto lugar, al haber superado el último año a El Salvador y México. El índice de nuestro país disminuyó significativamente, pasando de 0.500 a 0.476. Sin duda, el crecimiento descentralizado que se comienza a ver (de la mano de la inversión privada en diversos sectores), el gasto público en infraestructura económica y social de las zonas del interior, y la mejorada focalización de los programas de asistencia social, comienzan a rendir frutos.
México y Argentina se ubican a media tabla, con indicadores muy parecidos, y sin lograr mejoras significativas en el largo plazo. Chile, caracterizado por una distribución bastante deficiente, sí viene mostrando una mejora sostenida en la presente década. Colombia, por su parte, no logra avanzar, sino que inclusive registra retrocesos.
En la parte baja del listado, es notoria la presencia de un gran número de países centroamericanos, que tienen ante sí el doble reto de disminuir la aguda pobreza existente y la mala distribución de los recursos.
Cerrando la tabla se halla Brasil, el país latinoamericano de más deficiente distribución del ingreso, y cuyo elevado índice es, sin duda, el que más incide en el criticado promedio de la región. Pese a que viene efectuando una sostenida reducción de su Gini, el avance en la materia del país más grande de esta parte del mundo resulta lento.
Como se sabe, cuanto más tiende a 0 (cero) este indicador, mejor o más igualitaria es la distribución del ingreso, en tanto que cuanto más tiende a 1, peor o más desigual es esta. En este último caso, el sector más pobre de la sociedad recibe un porcentaje del ingreso nacional mucho menor que el que recibe el sector más rico, situación alejada del más elemental principio de equidad, y que, por lo tanto, puede generar conflictos sociales y políticos. Si bien es utópico aspirar a un índice de cero (pues las diferentes capacidades, habilidades y deseos de superación de las personas ineludiblemente conducen a diferencias en los ingresos), es importante aspirar a acercarse todo lo posible a él.
Se debe recordar, de otro lado, que América Latina es la región con la peor distribución del ingreso del mundo.
Ahora, vayamos a los datos. Según la CEPAL, Venezuela se mantiene, con bastante holgura, como el país con la mejor distribución del ingreso, al poseer el índice más bajo. Cabe enfatizar que esa privilegiada situación del país caribeño no es reciente, sino de larga data.
Le sigue Uruguay, y, un poco más atrás, Costa Rica, que, si bien desde hace mucho se caracteriza por poseer uno de los mejores Gini del subcontinente, no ha logrado avances en las últimas décadas.
El Perú avanzó del sexto al cuarto lugar, al haber superado el último año a El Salvador y México. El índice de nuestro país disminuyó significativamente, pasando de 0.500 a 0.476. Sin duda, el crecimiento descentralizado que se comienza a ver (de la mano de la inversión privada en diversos sectores), el gasto público en infraestructura económica y social de las zonas del interior, y la mejorada focalización de los programas de asistencia social, comienzan a rendir frutos.
México y Argentina se ubican a media tabla, con indicadores muy parecidos, y sin lograr mejoras significativas en el largo plazo. Chile, caracterizado por una distribución bastante deficiente, sí viene mostrando una mejora sostenida en la presente década. Colombia, por su parte, no logra avanzar, sino que inclusive registra retrocesos.
En la parte baja del listado, es notoria la presencia de un gran número de países centroamericanos, que tienen ante sí el doble reto de disminuir la aguda pobreza existente y la mala distribución de los recursos.
Cerrando la tabla se halla Brasil, el país latinoamericano de más deficiente distribución del ingreso, y cuyo elevado índice es, sin duda, el que más incide en el criticado promedio de la región. Pese a que viene efectuando una sostenida reducción de su Gini, el avance en la materia del país más grande de esta parte del mundo resulta lento.
domingo, 21 de junio de 2009
El Perú en el Ranking Latinoamericano: Índice de Gini 2007
Según el último Anuario Estadístico, así como el último Panorama Social de América Latina, publicaciones ambas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Venezuela es el país de la región con la mejor distribución del ingreso, tal como lo refleja su Índice de Gini (0.427), el más bajo entre todos los países latinoamericanos.
Como se sabe, cuanto más tiende a 0 (cero) dicho indicador, mejor o más igualitaria es la distribución del ingreso, en tanto que cuanto más tiende a 1, peor o más desigual es ésta. En este último caso, el sector (decil o quintil) más pobre de la sociedad, recibe un porcentaje del ingreso nacional mucho menor que el que recibe el decil o quintil más rico, generándose, por lo tanto, una indeseable disparidad entre los grupos socioeconómicos, que puede ser fuente de conflictos sociales y políticos, más aún considerando que América Latina es la región menos equitativa del mundo en cuanto a ingresos. La buena noticia es que, aunque lentamente, el índice viene disminuyendo.
A Venezuela le sigue Uruguay, con un índice de 0.457. En los puestos del tercero al quinto se ubican Costa Rica, El Salvador y México, como se puede observar en la tabla.
El Perú figura en el sexto lugar, con un Gini de 0.507, que supone un retroceso frente al del 2006 (0.499). Afortunadamente, como ya vimos en otra nota, el indicador de nuestro país ha registrado una fuerte mejora en el 2008, la que sin duda se plasmará en el siguiente ranking.
Luego del Perú figuran Argentina y Chile.
El país más pobre de Sudamérica, Bolivia, posee un índice de 0.565, habiendo avanzado sustantivamente respecto de sus registros previos, y dejado la última ubicación a Brasil, el país más grande de América Latina, que, lamentablemente, tiene la distribución más deficiente, como lo refleja su Gini de 0.590. Sin embargo, afortunadamente, su indicador está mejorando año a año.
Como se sabe, cuanto más tiende a 0 (cero) dicho indicador, mejor o más igualitaria es la distribución del ingreso, en tanto que cuanto más tiende a 1, peor o más desigual es ésta. En este último caso, el sector (decil o quintil) más pobre de la sociedad, recibe un porcentaje del ingreso nacional mucho menor que el que recibe el decil o quintil más rico, generándose, por lo tanto, una indeseable disparidad entre los grupos socioeconómicos, que puede ser fuente de conflictos sociales y políticos, más aún considerando que América Latina es la región menos equitativa del mundo en cuanto a ingresos. La buena noticia es que, aunque lentamente, el índice viene disminuyendo.
A Venezuela le sigue Uruguay, con un índice de 0.457. En los puestos del tercero al quinto se ubican Costa Rica, El Salvador y México, como se puede observar en la tabla.
El Perú figura en el sexto lugar, con un Gini de 0.507, que supone un retroceso frente al del 2006 (0.499). Afortunadamente, como ya vimos en otra nota, el indicador de nuestro país ha registrado una fuerte mejora en el 2008, la que sin duda se plasmará en el siguiente ranking.
Luego del Perú figuran Argentina y Chile.
El país más pobre de Sudamérica, Bolivia, posee un índice de 0.565, habiendo avanzado sustantivamente respecto de sus registros previos, y dejado la última ubicación a Brasil, el país más grande de América Latina, que, lamentablemente, tiene la distribución más deficiente, como lo refleja su Gini de 0.590. Sin embargo, afortunadamente, su indicador está mejorando año a año.
lunes, 1 de junio de 2009
Mejoró el Índice de Gini
El Índice o Coeficiente de Gini, uno de los principales indicadores acerca de la distribución del ingreso, mejoró significativamente en el Perú en el último año. Así lo revela el Informe Técnico Situación de la Pobreza en el 2008, que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), basado en la última Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) 2004-2008.
Como se sabe, cuanto más se acerca a 1 el referido índice, peor es la distribución del ingreso, en tanto que cuanto más se acerca a 0, mejor es. Así, un índice igual a 1 sería sinónimo de la peor distribución posible, al significar que una sola persona se apropia de todo el ingreso nacional, en tanto que uno igual a 0 reflejaría una perfecta distribución, pues indicaría que todos los habitantes reciben una cantidad exactamente igual.
Lógicamente, ambas situaciones extremas son utópicas, pues ninguna sociedad toleraría la primera, en tanto que, dadas las diferentes capacidades, habilidades, disposiciones y conductas humanas, resulta difícil aspirar a la segunda. Los países con mejor distribución del mundo (entre ellos Dinamarca, Eslovaquia y Japón) tienen indicadores que se hallan por debajo de 0.250. Es decir, al Perú le queda mucho por mejorar.
Lo que se pretende es que el índice, dentro de los términos de la racionalidad, sea el más bajo posible.
El informe del INEI revela que el Índice de Gini peruano para el año 2008 es de 0.479, habiendo mejorado significativamente respecto de aquél del año previo. Esto sucedió, según el organismo estadístico, debido a una mejora en los ingresos de la población, particularmente la de más bajos ingresos per capita.
Como se puede observar en el cuadro del INEI, en el área rural existe una distribución del ingreso ligeramente mejor que en el área urbana. Lo mismo ocurre en el resto de ciudades respecto de Lima. Sin embargo, la distribución en la capital es sustantivamente mejor que en el conjunto del país.
Por regiones, la mejor distribución ocurre en la costa, especialmente en el área rural de ésta, en tanto que la peor se da en la sierra urbana.
Como se sabe, cuanto más se acerca a 1 el referido índice, peor es la distribución del ingreso, en tanto que cuanto más se acerca a 0, mejor es. Así, un índice igual a 1 sería sinónimo de la peor distribución posible, al significar que una sola persona se apropia de todo el ingreso nacional, en tanto que uno igual a 0 reflejaría una perfecta distribución, pues indicaría que todos los habitantes reciben una cantidad exactamente igual.
Lógicamente, ambas situaciones extremas son utópicas, pues ninguna sociedad toleraría la primera, en tanto que, dadas las diferentes capacidades, habilidades, disposiciones y conductas humanas, resulta difícil aspirar a la segunda. Los países con mejor distribución del mundo (entre ellos Dinamarca, Eslovaquia y Japón) tienen indicadores que se hallan por debajo de 0.250. Es decir, al Perú le queda mucho por mejorar.
Lo que se pretende es que el índice, dentro de los términos de la racionalidad, sea el más bajo posible.
El informe del INEI revela que el Índice de Gini peruano para el año 2008 es de 0.479, habiendo mejorado significativamente respecto de aquél del año previo. Esto sucedió, según el organismo estadístico, debido a una mejora en los ingresos de la población, particularmente la de más bajos ingresos per capita.
Como se puede observar en el cuadro del INEI, en el área rural existe una distribución del ingreso ligeramente mejor que en el área urbana. Lo mismo ocurre en el resto de ciudades respecto de Lima. Sin embargo, la distribución en la capital es sustantivamente mejor que en el conjunto del país.
Por regiones, la mejor distribución ocurre en la costa, especialmente en el área rural de ésta, en tanto que la peor se da en la sierra urbana.
sábado, 13 de diciembre de 2008
Distribución de los Ingresos: el Índice de Gini Peruano
Para el análisis de la distribución de los ingresos existen varios indicadores. Entre ellos se puede mencionar el índice de Gini, el índice de Theil, el índice de Atkinson y la varianza logarítmica. Todos ellos son necesarios y mutuamente complementarios para este tipo de estudio.
El más conocido, sin duda, es el de Gini, que, como los demás, se calcula a través de una fórmula matemática. En resumen, este índice señala que, cuanto más se acerca a uno su valor, más deficiente es la distribución del ingreso, y cuanto más se acerca a cero, mejor es ésta.
En un caso extremo, cuando el indicador es igual a 1, implica que hay una total concentración del ingreso nacional, pues una sola persona acapara el total de éste.
Contrariamente, cuando es igual a cero, significa que todos perciben una parte exactamente igual del ingreso, habiendo, por lo tanto, una perfecta distribución del mismo.
Por eso, el objetivo es reducirlo todo lo que se pueda, sabiendo, obviamente, que jamás se le podrá llevar hasta un nivel de cero.
Segun la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), nuestro país tiene un largo camino por recorrer, pues su índice de Gini es aún sumamente elevado (0.509 en el 2007), hallándose bastante lejos del que poseen los países con mejor distribución, Dinamarca y Suecia, cuyo indicador está por debajo de 0.250.
Sin embargo, lo rescatable es que el índice peruano, aunque varía lentamente, mantiene una tendencia decreciente en el largo plazo.
Así, pese a haber aumentado entre 1997 y 1999, luego comenzó a reducirse sensiblemente, pasando de 0.545 en ese último año, a 0.525 en el 2001, y a 0.501 en el 2006.
Infortunadamente, en el 2007 volvió a subir ligeramente, revelando un leve deterioro en la distribución del ingreso.
Se espera que con la afinación de las políticas de gasto social, y con la mejora de los niveles de empleo ocurridos en el último año, entre otros aspectos, la situación vuelva a la senda de la mejora, con el referido índice rodando nuevamente cuesta abajo.
El más conocido, sin duda, es el de Gini, que, como los demás, se calcula a través de una fórmula matemática. En resumen, este índice señala que, cuanto más se acerca a uno su valor, más deficiente es la distribución del ingreso, y cuanto más se acerca a cero, mejor es ésta.
En un caso extremo, cuando el indicador es igual a 1, implica que hay una total concentración del ingreso nacional, pues una sola persona acapara el total de éste.
Contrariamente, cuando es igual a cero, significa que todos perciben una parte exactamente igual del ingreso, habiendo, por lo tanto, una perfecta distribución del mismo.
Por eso, el objetivo es reducirlo todo lo que se pueda, sabiendo, obviamente, que jamás se le podrá llevar hasta un nivel de cero.
Segun la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), nuestro país tiene un largo camino por recorrer, pues su índice de Gini es aún sumamente elevado (0.509 en el 2007), hallándose bastante lejos del que poseen los países con mejor distribución, Dinamarca y Suecia, cuyo indicador está por debajo de 0.250.
Sin embargo, lo rescatable es que el índice peruano, aunque varía lentamente, mantiene una tendencia decreciente en el largo plazo.
Así, pese a haber aumentado entre 1997 y 1999, luego comenzó a reducirse sensiblemente, pasando de 0.545 en ese último año, a 0.525 en el 2001, y a 0.501 en el 2006.
Infortunadamente, en el 2007 volvió a subir ligeramente, revelando un leve deterioro en la distribución del ingreso.
Se espera que con la afinación de las políticas de gasto social, y con la mejora de los niveles de empleo ocurridos en el último año, entre otros aspectos, la situación vuelva a la senda de la mejora, con el referido índice rodando nuevamente cuesta abajo.
domingo, 8 de junio de 2008
El Perú en el Ranking Latinoamericano: Índice Gini
El último Anuario Estadístico de la Cepal incluye, dentro de su abundante información, datos sobre el índice de Gini para los países de nuestra región.
Este indicador refleja la forma en que se distribuye el ingreso de los países. Cuanto más tiende a 0 (cero), mejor o más igualitaria es la distribución del ingreso, en tanto que cuanto más tiende a 1, peor o más desigual es ésta. En este último caso, el sector (decil o quintil) más pobre de la sociedad, recibe un porcentaje del ingreso nacional mucho menor que el que recibe el decil o quintil más rico, generándose, por lo tanto, una indeseable disparidad entre los grupos socioeconómicos, que puede ser fuente de conflictos sociales y políticos.
Antes de comentar la información, es necesario precisar que América Latina es la región del mundo con la más deficiente distribución del ingreso, por lo que los índices que veremos a continuación no son, ciertamente, de los mejores en comparación con los de otras zonas del mundo.
Luego de estas consideraciones, pasemos a los datos específicos. En su mayoría se refieren al año 2006, aunque en algunos casos, por falta de información en los países, la Cepal ha tenido que recurrir a datos más antiguos.
De lo que muestra el cuadro, se puede comprobar que Venezuela es el país latinoamericano con la mejor distribución del ingreso, al registrar el índice más bajo, ascendente a 0.441. Le sigue muy de cerca Uruguay, otro país caracterizado por su relativamente buena distribución de la riqueza. Luego figuran Costa Rica y El Salvador.
El Perú, sorprendentemente, se ubica en el quinto lugar de la lista, con un índice Gini de 0.505, Sin embargo, debe señalarse que dicho dato corresponde al año 2004, siendo necesario actualizar la información para averiguar si se ha avanzado o retrocedido.
Ese quinto lugar, sin embargo, no es como para alegrarse, pues los datos de la Cepal del año 2003 indicaban que el 20% más pobre de la población (Quintil I) recibía apenas el 3.8% del ingreso nacional, en tanto que el 20% más rico (Quintil V) recibía nada menos que el 55.2% del mismo, evidenciando ello, pues, una enorme disparidad.
Lo bueno es que, aún siendo tan preocupante, dicho indicador constituye una mejora frente a los niveles previos. Es de esperar que la mejora continúe, para que nuestra sociedad se acerque más al objetivo de la justicia social.
Inmediatamente después del Perú se sitúan México, Argentina y Chile, con índices ligeramente más altos que el nuestro, es decir, con niveles de desigualdad algo mayores.
Sorprende el caso brasileño, cuyo Gini, de 0.602, lo posiciona como el segundo país latinoamericano de peor distribución del ingreso. El gigante de nuestra región, y potencia mundial en ciernes, necesita mejorar mucho en este aspecto.
Cierra la tabla Bolivia, lamentablemente no sólo uno de los países más pobres del continente, sino, para colmo de males, uno de los más inequitativos.
Este indicador refleja la forma en que se distribuye el ingreso de los países. Cuanto más tiende a 0 (cero), mejor o más igualitaria es la distribución del ingreso, en tanto que cuanto más tiende a 1, peor o más desigual es ésta. En este último caso, el sector (decil o quintil) más pobre de la sociedad, recibe un porcentaje del ingreso nacional mucho menor que el que recibe el decil o quintil más rico, generándose, por lo tanto, una indeseable disparidad entre los grupos socioeconómicos, que puede ser fuente de conflictos sociales y políticos.
Antes de comentar la información, es necesario precisar que América Latina es la región del mundo con la más deficiente distribución del ingreso, por lo que los índices que veremos a continuación no son, ciertamente, de los mejores en comparación con los de otras zonas del mundo.
Luego de estas consideraciones, pasemos a los datos específicos. En su mayoría se refieren al año 2006, aunque en algunos casos, por falta de información en los países, la Cepal ha tenido que recurrir a datos más antiguos.
De lo que muestra el cuadro, se puede comprobar que Venezuela es el país latinoamericano con la mejor distribución del ingreso, al registrar el índice más bajo, ascendente a 0.441. Le sigue muy de cerca Uruguay, otro país caracterizado por su relativamente buena distribución de la riqueza. Luego figuran Costa Rica y El Salvador.
El Perú, sorprendentemente, se ubica en el quinto lugar de la lista, con un índice Gini de 0.505, Sin embargo, debe señalarse que dicho dato corresponde al año 2004, siendo necesario actualizar la información para averiguar si se ha avanzado o retrocedido.
Ese quinto lugar, sin embargo, no es como para alegrarse, pues los datos de la Cepal del año 2003 indicaban que el 20% más pobre de la población (Quintil I) recibía apenas el 3.8% del ingreso nacional, en tanto que el 20% más rico (Quintil V) recibía nada menos que el 55.2% del mismo, evidenciando ello, pues, una enorme disparidad.
Lo bueno es que, aún siendo tan preocupante, dicho indicador constituye una mejora frente a los niveles previos. Es de esperar que la mejora continúe, para que nuestra sociedad se acerque más al objetivo de la justicia social.
Inmediatamente después del Perú se sitúan México, Argentina y Chile, con índices ligeramente más altos que el nuestro, es decir, con niveles de desigualdad algo mayores.
Sorprende el caso brasileño, cuyo Gini, de 0.602, lo posiciona como el segundo país latinoamericano de peor distribución del ingreso. El gigante de nuestra región, y potencia mundial en ciernes, necesita mejorar mucho en este aspecto.
Cierra la tabla Bolivia, lamentablemente no sólo uno de los países más pobres del continente, sino, para colmo de males, uno de los más inequitativos.
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