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viernes, 26 de julio de 2013

América Latina: Imágenes de Tres Décadas de Gini

Siguiendo con el empleo de la valiosa información publicada hace pocos días por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en su Estudio Económico 2013, hoy tenemos unos interesantes gráficos que reflejan la evolución de los países de la región en materia de distribución del ingreso.

Estos toman en cuenta el desempeño de sus respectivos índices Gini entre los años 1980 y 2011. Como se sabe, el referido indicador oscila entre 0 y 1. Cuanto más cerca está de cero, más igualitaria es la distribución del ingreso nacional entre la población del país, en tanto que cuanto más se acerca a uno, es más desigual.

Los países con mejor distribución del ingreso ostentan los Gini más bajos (Noruega, por ejemplo, registra uno de apenas 0.26). En cambio, como constatamos en estos gráficos, varios países latinoamericanos tienen índices que figuran entre los más altos, situación que no habla bien de su distribución del ingreso.

Se puede ver que países como Uruguay y Venezuela han mantenido los menores índices durante el período en estudio, mostrando la mejor distribución del ingreso de la región. En ese largo período, sus Gini han fluctuado entre 0.45 y 0.50, y en el último quinquenio inclusive ya bordean un destacado nivel de 0.40.

Contrariamente, Brasil resalta como el país con el índice menos honroso, pues éste ha bordeado el nivel de 0.60 durante la mayor parte del tiempo. Sin embargo, en lo que va de este siglo ha mostrado, en virtud de una agresiva política gubernamental de gasto público y redistribución, una notoria tendencia a la baja.

Chile y Colombia son otros dos países que mantienen un índice sostenidamente elevado. El primero (que lo vio desbordarse hasta 0.60 en la dácada del 80) lo mantiene en un elevado rango que fluctúa entre 0.50 y 0.55. El segundo, por su parte, lo ha visto crecer en la última década, con lo cual su nivel promedio, que anteriormente se ubicaba en 0.50, hoy lo hace en 0.55.

Argentina, que hasta inicios de la década de los 80 se erigía como uno de los países con mejor distribución del ingreso, vio ascender preocupantemente su Gini desde entonces, pero a partir del 2003 logró revertir dicha evolución, y hoy éste ya bordea un guarismo de 0.45. México, por su parte, vio crecer su indicador por encima de 0.55 en la década del 90, pero en los últimos años lo viene reduciendo sostenidamente.

Y hay casos de claro deterioro. Costa Rica, que había mantenido un interesante Gini de aproximadamente 0.45, en los últimos años ha exhibido, lamentablemente, una desfavorable evolución del mismo, que ahora supera el nivel de 0.50. Paraguay constituye el caso más preocupante, pues su indicador, que en la década de los años 90 se situaba en un promedio de 0.45, en los últimos años se ha instalado pertinazmente en un nivel muy próximo a 0.55.

El Perú, por su parte, exhibe un Gini con una evolución claramente favorable en los últimos años. Éste, tras haber alcanzado un nivel máximo de 0.60 a fines del siglo pasado (como resultado del proceso de reestructuración de la economía tras su debacle de las décadas anteriores), en lo que va de este siglo registra una marcada caída y se acerca a una cifra de 0.45, de la mano de un modelo de desarrollo que, además de haber propiciado una elevada tasa de crecimiento (y por ende de mejora del empleo y los salarios), le ha brindado al Estado abundancia de recursos, con los cuales puede construir infraestructura, hacer gasto social, y con ello, redistribuir ingresos.

domingo, 8 de enero de 2012

El Perú en el Ranking Latinoamericano: Índice de Gini 2010

En su más reciente documento, Anuario Estadístico 2011, publicado hace apenas cuatro días, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) acaba de dar a conocer, entre muchos otros importantes datos, los del Índice de Gini de los países de nuestra región, los mismos que ahora presentamos.

Dicho índice mide la concentración del ingreso. Cuanto más tiende a 0 (cero), menos concentrado se halla este, es decir, mejor o más igualitaria es su distribución, en tanto que cuanto más tiende a 1, existe más concentración, y, por ende, peor o más desigual es la distribución. Este último caso significa que el sector más pobre de la sociedad recibe un porcentaje del ingreso nacional mucho menor que el que recibe el sector más rico, situación alejada del más elemental principio de equidad, y que, por lo tanto, puede generar conflictos sociales y políticos. Si bien es utópico aspirar a un índice de cero (pues las diferentes capacidades, habilidades y deseos de superación de las personas ineludiblemente conducen a diferencias en los ingresos), es importante aspirar a acercarse todo lo posible a él.
Se debe recordar, de otro lado, que América Latina es la región con la peor distribución del ingreso del mundo. La buena noticia es que tal situación viene siendo atenuada con una mejoría, lenta pero sostenida, del indicador.


Concentrándonos en los datos, podemos ver que Venezuela se mantiene como el país con la mejor distribución del ingreso, al poseer el índice más bajo. Cabe enfatizar que esa privilegiada situación no es reciente, sino de larga data. Le sigue el pequeño Uruguay, no solo caracterizado por un buen nivel de vida, sino además, como podemos ver, por una distribución bastante aceptable.

A continuación se ubican El Salvador y el Perú. Nuestro país mantiene la expectante cuarta posición alcanzada hace ya varios años, con un índice que mejora consistentemente. El crecimiento descentralizado que se comienza a ver (de la mano de la inversión privada en diversos sectores), el gasto público en infraestructura económica y social de las zonas del interior, y la mejorada focalización de los programas de asistencia social, comienzan a rendir frutos. Esa evolución podría hacerse aún más positiva si se intensifican las políticas inclusivas y de redistribución que (con la promesa de no afectar el exitoso modelo económico vigente) se ha planteado el actual gobierno.

Dos grandes de la región, como México y Argentina, figuran por detrás de nuestro país. También la pequeña Costa Rica (cuyo índice, lamentablemente, no ha mejorado mucho en las últimas décadas) y, bastante más atrás, nuestro vecino del sur, Chile.

El gigante sudamericano, Brasil, tiene en el Gini uno de sus indicadores más deficitarios, pues el alto nivel de este refleja niveles de concentración y de desigualdad bastante notables, inclusive para el ya preocupante estándar latinoamericano. Le sigue nuestro vecino norteño, Colombia, que afronta una situación casi idéntica, y cierra la tabla la centroamericana Guatemala, con un índice que revela un importante grado de inequidad.

lunes, 19 de diciembre de 2011

El Perú en el Ranking Latinoamericano: Distribución del Ingreso 2010

En su Panorama Social de América Latina 2011, publicado a fines de noviembre, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) consigna interesantísima información estadística, que aquí venimos empleando para nuestro ranking semanal.

En esta ocasión utilizaremos aquella referida a la distribución del ingreso, tema que refleja a dónde se destinan los recursos obtenidos del crecimiento económico. Lo deseable es que esa distribución sea lo más equitativa posible, tal como ocurre, por ejemplo, en los países escandinavos, donde la disparidad entre las porciones del ingreso nacional que reciben los estratos más pobre y más rico de la sociedad es la menor del mundo.

Lamentablemente, América Latina es conocida precisamente por una situación contraria a la mencionada. Aquí la distribución del ingreso es la más desigual del planeta: el decil más pobre de la sociedad recibe una parte del ingreso mucho menor que el decil más rico.

Los datos que siguen se refieren al porcentaje del ingreso nacional captado por los diversos grupos de hogares, desde el más pobre hasta el más rico. El ordenamiento lo hemos hecho de acuerdo al porcentaje del ingreso que percibe el 40% más pobre de estos.

Podemos ver que Uruguay es el país más destacado en el tema. Allí, dicho grupo poblacional capta el 22.8% del ingreso nacional. El siguiente 30% de hogares percibe el 26.3%, el subsiguiente el 26.4%, y el 10% más rico el 24.5%.
Le sigue Venezuela, donde el 40% más pobre capta el 20.3% del ingreso, frente a un 22.1% captado por el 10% más rico. Luego se ubican El Salvador (17.8% y 28.1%, respectivamente) y México (17.7% y 29.7%).

El Perú figura en un destacado quinto lugar en el ranking. Aquí, el 40% más pobre de los hogares recibe el 16.6% del ingreso total. El 30% siguiente recibe el 26.5%, el siguiente 20% el 28.1%, y, por último, el 10% más adinerado recibe el 28.8%.

En Argentina los porcentajes del 40% más pobre y el 10% más rico son de 16.0% y 32.6%, respectivamente y en Chile de 14.4% y 38.4%.
En Brasil, la situación es más deficitaria, no solo por la escasa participación del grupo más pobre (13.2%), sino también por la elevada participación del más rico (41.0%), la mayor de la región.
Bolivia cierra la tabla, con un escaso 11.2% para su estrato más pobre y un 35.4% para el más rico.

Afortunadamente, pese a su proverbialmente deficiente distribución del ingreso, América Latina viene registrando mejoras en el indicador, incrementando lenta pero sostenidamente la participación del grupo más pobre y disminuyendo la del más rico. En nuestro país, por ejemplo, el primer dato ha pasado desde el 13.3% en 1997 al 16.6% en el 2010, en tanto que el segundo lo ha hecho desde el 33.3% al 28.8%.
Sin embargo, Costa Rica y Paraguay constituyen preocupantes excepciones en esta favorable evolución, al haber registrado, en las dos últimas décadas, una notoria reducción de la participación de sus estratos más pobres (de 16.7% a 14.3% el primero y de 18.7% a 13.8% el segundo) y un notorio incremento de los más ricos (de 25.7% a 32.9%, y de 28.8% a 35.7%, respectivamente).

La medición también se puede llevar a cabo a partir de las diferencias de ingresos promedio por habitante entre aquellos del quintil (ó 20%) más rico y los del quintil (ó 20%) más pobre.
En el país con mejor distribución, Uruguay, la diferencia es de 8.6 veces, en tanto que en aquel de peor distribución, Bolivia, es de 31.5 veces. En Venezuela es de 9.0 veces, en el Perú de 12.5, en México de 13.3, en Chile de 15.9, en Argentina de 16.2, en Brasil de 23.9 y en Colombia de 27.7.

domingo, 8 de agosto de 2010

El Perú en el Ranking Latinoamericano: Brecha del PBI Per Capita entre las Ciudades Más Pobre y Más Rica

En esta ocasión, nuestro ranking semanal se refiere a la distribución geográfica de los ingresos en algunos de los países latinoamericanos. Para ello se vale de los datos publicados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en su documento denominado La Hora de la Igualdad, publicado muy recientemente.

Los datos miden la brecha del producto bruto interno (PBI) per capita existente entre las regiones más rica y más pobre de cada país, calculando el número de veces que el dato de la primera supera al de la segunda. A más alta la relación, mayor es la referida brecha.

Como se observa, Brasil es, entre los siete países considerados, el de mayor disparidad, ratificando su condición de país con elevada desigualdad en la distribución de los ingresos. Allí, un habitante promedio de su zona más rica, la capital Brasilia, tiene un PBI per capita 9.22 veces más alto que uno de su región más pobre, Piauí.

Argentina, pese a no ser un país de los más desiguales en cuanto a distribución, también exhibe una fuerte disparidad regional. Así, un poblador de su capital gana, en promedio 8.09 veces lo que gana uno de la región de Formosa.

El Perú es el tercer país en esta lista. Aquí, los habitantes del minero y cuprífero departamento de Moquegua tienen un ingreso per capita que supera en 7.57 veces al de los pobres y andinos moradores del departamento de Apurímac.

En México, la mayor disparidad se registra entre la capital federal y el sureño estado de Chiapas. En Colombia ello ocurre entre la capital, Bogotá, y el departamento del Chocó.

En Chile, al igual que en el Perú, no es la capital del país la que lidera el ingreso, sino más bien una zona bastante alejada de ella. En ese país, tal como en el nuestro, la minería, específicamente la del cobre, es la que establece la diferencia en este aspecto. Así, Antofagasta lidera el indicador, con ingresos promedio que superan en 4.48 veces a los de su región más pobre, Araucanía.

Bolivia es, en esta relación de países, el de la menor disparidad. En la nación altiplánica, el mayor ingreso, de su gasífera zona de Tarija, sólo es 3.55 veces más elevado que el de su minera zona de Potosí.

Como dato positivo se debe decir que la relación ha disminuido en Brasil, Chile y el Perú, pues en los años 90 sus números eran de 11.86, 5.12 y 8.11, respectivamente.

Sin embargo, cuando se compara los datos presentados con aquéllos de los países desarrollados, se entiende bien por qué se dice que América Latina es una región de muy deficiente distribución del ingreso, no sólo en términos de deciles o quintiles poblacionales, sino también en términos geográficos. En Francia, por ejemplo, la relación entre el ingreso per capita de sus zonas más pobre y más rica es de sólo 1.95, en Italia de 2.04, en Japón de 1.57, en Corea de 1.88, en Holanda de 1.31, en España de 1.92 y en Suecia de 1.63. En esos países, no hay demasiada diferencia en cuanto a ingresos, ya sea que se trabaje en una ciudad o en otra.

domingo, 18 de abril de 2010

El Perú en el Ranking Latinoamericano: Distribución del Ingreso 2008


El ranking de hoy se dedica a ver la distribución del ingreso en nuestra región, la más inequitativa del mundo. Aquí, un porcentaje muy minoritario, el más rico, puede llegar a acaparar la mitad o más del ingreso total de un país, dejando para el sector más pobre porcentajes que a veces no llegan ni al 1% del total. Así lo demuestran los datos que ahora presentamos, provenientes del Anuario Estadístico 2009 de la Comisión Económica para América  y el Caribe (CEPAL).

Éstos se refieren a la distribución del ingreso a nivel nacional, salvo en el caso argentino, cuyos datos fueron obtenidos exclusivamente en el área urbana (en las 31 principales ciudades). A no ser que se indique lo contrario, corresponden al año 2008.


Los datos, que han sido ordenados de acuerdo a lo que reciben los deciles más pobres, nos dicen que Venezuela es el país latinoamericano con la mejor distribución del ingreso. Allí, el Decil 1, es decir, el 10% más pobre de la población, recibe el 1.8% del ingreso. Es un porcentaje ciertamente bajo, no comparable con el de los países más desarrollados, pero aún así muy superior al de la gran mayoría de nuestros países. La supremacía venezolana en este campo se ratifica en el Decil 2, así como en los quintiles 2 y 3 (correspondientes a sendos porcentajes de 20% de la población), para los cuales sus números son superiores a los del resto de países. También se confirma en el porcentaje del Decil 10 (el 10% más rico de la población), el menor de todos.

Uruguay, Costa Rica, México, Chile y Ecuador son los países que siguen en esta lista. En ellos, el Decil 1 obtiene el 1.5% del ingreso nacional. Sin embargo, en los dos primeros países, sobre todo en Uruguay, el Decil 10 no absorbe un porcentaje tan elevado de la riqueza, lo que es positivo.

El Perú se halla en una posición expectante. Aquí, el 10% más pobre recibe el 1.4% del ingreso, y el que le sigue, el 2.6%, acumulando, para el Quintil más pobre, el 4%. Conforme se asciende en la escala de ingresos, la participación de los diversos grupos va mejorando, haciéndose comparable con su peso poblacional. Así, mientras que el Quintil 2 (correspondiente al segundo 20% más pobre) percibe el 8.5% del ingreso, el Quintil 3 percibe el 13.8%, y el Quintil 4 el 21.7%. Obviamente, el porcentaje del Quintil 5 (donde se halla la clase más pudiente, así como gran parte de la clase media) es mucho más alto que su peso poblacional, pues representa el 52.1% del ingreso total. Sin embargo, cabe destacar que la participación de la clase más rica en el ingreso peruano (35.8%) es la tercera más baja de toda la región. Al parecer, los ricos de nuestro país no gozan de ingresos tan desproporcionadamente altos como los de sus pares de los países vecinos.

Argentina se ubica a continuación, con su 10% más pobre recibiendo 1.2% del ingreso, y con su 10% más rico recibiendo un apreciable 40.8%. Le siguen varios países centroamericanos, con indicadores parecidos.

Cerca de los últimos lugares se hallan Colombia y Brasil. En ambos, la distribución es sumamente desigual, pues el decil más pobre capta menos de 1% del ingreso, en tanto que el más rico obtiene casi el 50%.

Honduras y Bolivia cierran la tabla. En el primero, el 10% más pobre de la población recibe el 0.6% del ingreso nacional, en tanto que en el segundo apenas el 0.4%.

domingo, 9 de agosto de 2009

El Perú en el Ranking Latinoamericano: Participación de los Hogares en el Ingreso Nacional, el 40% más Pobre y el 10% más Rico (2007)


Repasemos hoy el tema de la distribución del ingreso nacional en los países latinoamericanos. Como se sabe, nuestra región tiene el dudoso honor de ser la más inequitativa en este aspecto, pues mientras que un pequeño porcentaje de la población, el más rico, percibe una cantidad considerable del mismo, un gran porcentaje, el más pobre, se debe conformar con una cantidad bastante menor. Eso, lamentablemente se traduce en niveles de ingresos marcadamente insuficientes en los sectores más desposeidos.

Los datos que estamos considerando en esta oportunidad son apenas dos de los que se refieren al tema, pero, aún así, constituyen buenos indicadores de cómo van las cosas. Se trata de los porcentajes del ingreso nacional percibidos por el 40% más pobre de los hogares y por el 10% más rico. Cuanto más bajo el primer porcentaje, y más alto el segundo, mayor desigualdad existe, y por ende más precaria es la situación de los pobres.

La información, correspondiente al año 2007 (salvo en las excepciones señaladas), proviene del informe Panorama Social y Económico de América Latina, publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Fiel a su tradición de país latinoamericano con uno de los mejores niveles de desarrollo, Uruguay es el que brinda la mayor participación en el ingreso nacional a su 40% de hogares más pobres, que reciben el 21.1% del mismo. El 10% más rico, por su parte, recibe el 27.5%.

Venezuela es el segundo de la lista. Allí, el 40% más pobre recibe el 18.4% del ingreso nacional, en tanto que el 10% más rico capta el 25.7%.
En Argentina y México las cifras del ingreso que corresponden al 40% más pobre se parecen a las de Venezuela, pero las del 10% más rico difieren ampliamente, pues en ambos países los porcentajes de este grupo socioeconómico pasan del 30%.

El Perú se halla a mitad de tabla en este ranking distributivo. En nuestro país, el 40% de hogares más pobres percibe el 14.9% del ingreso, en tanto que el 10% de hogares más ricos percibe el 33.6%.

La situación en el país más grande de Sudamérica, Brasil, no es, ciertamente, la mejor. Allí, el 40% de hogares más pobres percibe sólo el 12.7% del ingreso total, en tanto que (y aquí radica la cifra más cuestionable) el 10% más rico recibe nada menos que el 42.1%. Sólo Colombia tiene un porcentaje parecido para el grupo más pudiente.

En Honduras, último en el ranking, el 40% de los hogares más pobres sólo captan el 10.1% del ingreso nacional. En ese país, así como en Bolivia y República Dominicana, la distribución tiene mucho por mejorar.

lunes, 1 de junio de 2009

Mejoró el Índice de Gini

El Índice o Coeficiente de Gini, uno de los principales indicadores acerca de la distribución del ingreso, mejoró significativamente en el Perú en el último año. Así lo revela el Informe Técnico Situación de la Pobreza en el 2008, que acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), basado en la última Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) 2004-2008.

Como se sabe, cuanto más se acerca a 1 el referido índice, peor es la distribución del ingreso, en tanto que cuanto más se acerca a 0, mejor es. Así, un índice igual a 1 sería sinónimo de la peor distribución posible, al significar que una sola persona se apropia de todo el ingreso nacional, en tanto que uno igual a 0 reflejaría una perfecta distribución, pues indicaría que todos los habitantes reciben una cantidad exactamente igual.

Lógicamente, ambas situaciones extremas son utópicas, pues ninguna sociedad toleraría la primera, en tanto que, dadas las diferentes capacidades, habilidades, disposiciones y conductas humanas, resulta difícil aspirar a la segunda. Los países con mejor distribución del mundo (entre ellos Dinamarca, Eslovaquia y Japón) tienen indicadores que se hallan por debajo de 0.250. Es decir, al Perú le queda mucho por mejorar.

Lo que se pretende es que el índice, dentro de los términos de la racionalidad, sea el más bajo posible.

El informe del INEI revela que el Índice de Gini peruano para el año 2008 es de 0.479, habiendo mejorado significativamente respecto de aquél del año previo. Esto sucedió, según el organismo estadístico, debido a una mejora en los ingresos de la población, particularmente la de más bajos ingresos per capita.

Como se puede observar en el cuadro del INEI, en el área rural existe una distribución del ingreso ligeramente mejor que en el área urbana. Lo mismo ocurre en el resto de ciudades respecto de Lima. Sin embargo, la distribución en la capital es sustantivamente mejor que en el conjunto del país.

Por regiones, la mejor distribución ocurre en la costa, especialmente en el área rural de ésta, en tanto que la peor se da en la sierra urbana.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Distribución del Ingreso: Escasa Mejoría

Según la Edición 2008 del informe Panorama Social de América Latina, publicado ayer por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la distribución del ingreso en nuestro país no ha mejorado significativamente en los últimos años.

Así, tanto la población más pobre como la más rica mantienen, con leves fluctuaciones, porcentajes de participación en el ingreso nacional bastante similares a los de hace una década.

De acuerdo al documento, en el año 2007 el 40% de hogares peruanos más pobres recibió el 14.1% del ingreso nacional, casi lo mismo que en 1997 (13.3%). Por su parte, el 10% de hogares más ricos recibió en el 2007 nada menos que el 33.2% del ingreso nacional, prácticamente lo mismo que en 1997 (33.4%). Eso significa que los más pobres no mejoraron su participación, y los más ricos no disminuyeron la suya, como debería haber ocurrido.

Aunque no se pretende que todos los estratos socioeconómicos tengan similar participación en el total del ingreso, pues la igualdad total es una utopía, sí se busca que las diferencias se reduzcan, dentro de parámetros razonables, tal como ocurre en países más desarrollados.

Es decir, dentro de un proceso en el que todos los estratos socioeconómicos mejoren, el estrato más pobre debería hacerlo más, e incrementar su participación, en tanto que el estrato más pudiente debería reducirla. Por ejemplo, en Uruguay, el país latinoamericano con mejor distribución del ingreso, el 40% de hogares más pobres recibe el 21.1% del ingreso nacional (compárese eso con nuestro 14.1%), en tanto que el 10% más rico recibe el 27.5% (frente a nuestro 33.2%).


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La casi imperceptible mejora de la distribución del ingreso en nuestro país revela que hay que realizar un esfuerzo mucho mayor del que se ha hecho, no sólo manteniendo altas tasas de crecimiento económico, sino también incrementando el gasto público y mejorando su eficiencia, promoviendo la inversión privada (para que genere empleo estable y formal), elevando el nivel educativo de la población, incorporando sectores marginados al mercado, y, en fin, abriendo reales y masivas oportunidades de desarrollo en todos los ámbitos.

Felizmente, en el cuadro de la CEPAL también hay un par de datos algo más alentadores. El ingreso promedio mensual de los hogares, por ejemplo, aumentó (si bien levemente) en el decenio en referencia. Así, mientras que en 1997 equivalió a 7.5 veces el ingreso que representa la línea de pobreza, en el 2007 aumentó a 7.8 veces.

También hubo mejora en la relación del ingreso medio per capita: en 1997, el indicador del 10% de los hogares más ricos equivalió a 17.9 veces el indicador del 40% más pobre; en el año 2007, en cambio, la relación se redujo a 15.4 veces. El dato se corrobora al comparar mediante quintiles: mientras que en el 2007 el ingreso medio per capita del quintil más pudiente equivalió a 20.9 veces el del quintil más pobre, en el 2007 tal relación se redujo a 17.2 veces.


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